En la entrada de hoy os hablo de una novela contemporánea cuya existencia desconocía hasta hace apenas unas semanas. Aunque fue publicada hace siete años, es un libro que no merece caer en el olvido y, en mi opinión, debe ser expuesto a aquellos que, como yo, no lo descubrimos en su día y nos hemos encontrado tarde con él.
En “Agua del limonero” nos embarcamos en un viaje a Nueva York y Acapulco de los años 50 para recuperar una historia de amor y traición de la mano de Greta Solidej y el multimillonario mexicano Thomas Bouvier. En esta historia se entremezcla la de Clara Cobián, alumna del prestigioso catedrático y Premio Nacional de Literatura Gabriel Hinestrosa, cuya diferencia de edad frustró la posibilidad de continuar con un romántico amor que apenas duró unos meses. Clara Cobián, periodista de profesión se traslada a Nueva York por encargo de su ex amante para recoger las memorias de aquella aristócrata tan misteriosa, lo que volverá a sacar a la luz todos los fantasmas de esa relación imposible. En Manhattan, Clara conseguirá desvelar la verdadera cara de Greta Bouvier, gran dominadora del arte del engaño, en una historia donde nada es lo que parece y los papeles de la víctima y el verdugo no serán enteramente descubiertos hasta los dos últimos capítulos de la novela.
Las historias de estas dos mujeres, Greta y Clara, están cargadas de sensibilidad y de emociones y se aúnan en una lectura muy femenina.
Los personajes son completamente adictivos, desde Rosa Fe, mucama de la familia Bouvier; Tom, el único hijo de Greta y Thomas marcado por la pérdida de su esposa Luisa muy joven, Emilio Rivera y su esposa Bárbara, amigos del matrimonio Bouvier, hasta Bartek Solidej, un personaje altamente siniestro. Todos ellos encajan perfectamente en el engranaje de esta novela.
De forma muy acertada, la trama está enriquecida con tintes históricos, las constantes idas y venidas en el tiempo dotan de un mayor interés a la lectura y, a su vez, evitan que la lectura se haga pesada. Volver del Acapulco de los años cincuenta a las calles de Nueva York en la década de los setenta, para trasladarnos de nuevo en tan solo unas páginas al presente de la calma de Arcos de la Frontera frente al bullicio de Madrid, es un verdadero placer.
La naturalidad con la que aborda el tema del amor entre dos personas con tanta diferencia de edad, sin abusar de un romanticismo bucólico, le confiere una versatilidad y una humanización dignas de alabanza. Éste es, sin duda, un gran punto a favor de esta novela.
La calidad literaria de Mamen Sánchez en esta novela es, “in my book”, indiscutible, ofreciendo al lector una narrativa armónica y envolvente desde las primeras páginas. La excelente ambientación consigue hacerte sentir y volar a cada uno de los lugares donde se sitúa la trama: las azoteas de Malasaña, la vida propia de Central Park, la calima de Acapulco, las cazuelas de cobre, los escaparates de Nueva York, el aroma a azahar o el agua con limón de las calurosas tardes de verano andaluzas.
El final, algo precipitado, no era lo que esperaba. La trama hubiera merecido un desenlace más complejo y más acorde con el resto del argumento. Aun así, no deja sensación de decepción o desazón; de hecho, la mayor desilusión de este libro es el hecho mismo de llegar al final.
Es una novela de lectura ligera, muy fresca y una gran opción a tener en cuenta cuando se necesita desconectar de otras lecturas más densas.
Me ha gustado mucho esta novela y, en general, la destreza literaria de Mamen Sánchez. En una valoración global, recomiendo la lectura de esta obra a todos aquellos que aún no la conozcan. Es la primera novela que leo de esta autora, pero sin duda no será la última, ¿alguna recomendación? En el epílogo (un gran éxito, por cierto) la autora deja una referencia a su obra “Gafas de sol para días de lluvia” cuya protagonista no es otra que Carol, la hija de Tom y Luisa, personajes de esta novela. ¿Habéis leído esta primera novela de Mamen Sánchez? ¿Qué os ha parecido?